El trastorno bipolar es una enfermedad mental que afecta a los mecanismos que regulan el estado de ánimo (animostato). Puede ser crónica (es decir, que es persistente o que ocurre constantemente) o episódica (lo que significa que ocurre ocasionalmente y a intervalos irregulares). Se suele caracterizar por la alternancia de episodios maníacos (altos emocionales) y depresivos (bajos emocionales) separados por períodos de estado de ánimo normal.
El término bipolar es utilizado cotidianamente por todas las personas, sin comprender su verdadero significado, ya que éste conlleva una serie de actitudes que constituyen un trastorno mental.
Durante 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que alrededor de 45 millones de personas en todo el mundo padecían este trastorno.
En nuestro país, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, se estima que alrededor de 1 y 3 por ciento de la población tiene este trastorno mental, es decir cerca de tres millones de personas.
Los síntomas del trastorno bipolar dependen del episodio que se presente: maníaco. depresivo o mixto. Cada episodio ocasiona síntomas que duran entre una o dos semanas o más.
Síntomas del episodio maníaco: Sentirse muy optimista, animado, eufórico, o bien, extremadamente irritable o sensible; actuar y pensar más rápido de lo acostumbrado; no tener necesidad de dormir; hablar muy rápido sobre muchas cosas diferentes; tener un apetito excesivo por la comida, bebida, sexo u otras actividades placenteras; pensar que puede hacer muchas cosas a la vez sin cansarse y sentirse importante, talentoso o poderoso.
Síntomas del episodio depresivo: Sentirse decaído, triste o ansioso; más lento o inquieto; tener problemas para concentrarse o tomar decisiones; dificultad para conciliar el sueño, despertarse muy temprano o dormir demasiado; hablar despacio, sentir que no hay nada que decir u olvidar muchas cosas; perder el interés en casi todas las actividades, incapacidad para hacer hasta cosas sencillas; sentirse sin esperanza o que no tiene valor y pensar o tratar de quitarse la vida (suicidio).
Se desconoce la causa exacta del trastorno bipolar, no obstante, estudios han determinado que no solo es una causa, sino la suma de varios factores que contribuyen al desarrollo de este trastorno mental.
Genéticas: Este trastorno puede ser hereditario. No hay un solo gen que pueda causar este trastorno, sino más bien hay muchos involucrados.
Estructura y función del cerebro: Algunos estudios han revelado que las personas con este trastorno tienen una estructura y funcionamiento diferente a los que no tienen este trastorno.
Diagnóstico: El diagnóstico del trastorno bipolar se realiza a través de una evaluación psiquiátrica, un examen físico completo y pruebas médicas para descartar otras enfermedades.
El profesional de la salud mental o psiquiatra es el encargado de diagnosticar el trastorno bipolar con base en los síntomas, el transcurso de la vida, antecedentes familiares y las experiencias de la persona afectada. Algunos síntomas del trastorno bipolar se parecen al de otras enfermedades, lo que puede desencadenar que los profesionales de la salud den un diagnóstico erróneo. Esto ha derivado que, por varios años, personas vivan con este trastorno y no sepan que lo padecen.
Tratamiento: El tratamiento para este trastorno se realiza con medicamentos, psicoterapia o una combinación de tratamientos. Estos tienen que ser de por vida, ya que el padecimiento no cesa por sí solo. El propósito de los fármacos es estabilizar el estado de ánimo manifestado en las fases agudas y prevenir que se vuelvan a presentar. Con el tratamiento adecuado, las personas con este trastorno se verán beneficiadas, incluso aquellas que han presentado las formas más graves de este padecimiento.
El Día Mundial del Trastorno Bipolar se conmemora con el objetivo de generar conciencia sobre este padecimiento y eliminar el estigma social. Esta fecha fue establecida cada 30 de marzo, debido a que este día se recuerda el nacimiento de Vincent Van Gogh, quien fue diagnosticado con esta enfermedad mental.